El desarrollo y uso de la tecnología en nuestras vidas cotidianas está en constante evolución. Vivimos en una época donde la tecnología nos conecta a nivel local, comunitario, nacional o global. La sociedad de nuestros tiempos es ya el reflejo de cómo la tecnología y lo social son cada vez más indistinguibles. Ante este escenario, es buena ocasión pensar el papel de la tecnología en el presente y en el futuro.

La permeabilidad de la tecnología afecta a muchos ámbitos de conocimiento y de negocio. También afecta al turismo, tema sobre el que vamos a tratar hoy. Y es que el desarrollo tecnológico está transformando el concepto mismo de experiencia turística. Entidades y tipos de negocios que no se habían relacionado con el concepto tradicional de turismo, están entrando en el sector para ofrecer experiencias nuevas.

Si nos preguntamos, ¿qué es el turismo? La OMT (Organización Mundial del Turismo) lo define de la siguiente manera:

No solo está cambiando el turismo desde el campo de la oferta. También en la demanda, en la forma en que los turistas se acercan y exploran los destinos. El mundo digital, internet y los teléfonos móviles han abierto un nuevo campo de experiencias, unas nuevas oportunidades que tienen que ver con la información, la promoción y la experiencia misma de lo que significa hacer turismo. Así pues, las organizaciones y empresas de la industria se enfrentan a un desafío cada vez más complejo para atraer turistas a su destino. Ante este panorama tan amplio, ¿cómo lo pueden conseguir?

Lo cierto es que no existe una sola forma. Hay múltiples soluciones y propuestas. La creatividad de hoy implica explorar diferentes opciones y unirlas en interacción, creando un “paquete de venta”, una experiencia, lo más atractiva y cohesionada posible. A este respecto, me gustaría hablar de las “experiencias basadas en la ubicación”.

Las experiencias basadas en la ubicación, tal y como describe la frase, son experiencias a las que solo se puede acceder desde la ubicación física donde se encuentra situada la experiencia. Esto no significa que la experiencia no se pueda trasladar a otro lado. Significa que para disfrutar la experiencia, es necesario que el turista esté físicamente en ese lugar determinado. 

Lo interesante de este tipo de turismo basado en la ubicación es que invita al turista a viajar al destino concreto para formar parte de la experiencia. Esto puede ser en espacios tan diferentes como la ciudad o la naturaleza: museos, parques de atracciones, eventos deportivos, parques naturales, etc. El elemento común es ofrecer un tipo de experiencia destinada a enriquecer la visita más allá del espacio físico. La interacción con el “elemento digital” integrado en esta experiencia añadirá algo único que el “elemento físico” por sí solo no tenía.

Analicemos dos ejemplos de cómo se puede implementar la experiencia basada en ubicación: el Museo Tirpitz de Blåvand, Dinamarca, y el “AT&T Stadium 5G Fan Experiences” de los Dallas Cowboys.

El Museo Tirpitz es un museo interactivo. Sus exposiciones versan sobre temas muy diversos, como el ámbar, conocido como “el oro nórdico”, narraciones históricas sobre la costa de Jutlandia, o salas dedicadas a la Segunda Guerra Mundial.

El AT&T Stadium 5G Fan Experiences es el estadio del equipo de fútbol americano Dallas Cowboys. A través de posiciones digitales repartidas por todo el estado, han creado experiencias basadas por ubicación. 

Hemos elegido estos dos ejemplos porque ilustran la diversidad y el potencial de desarrollo dentro del área de las experiencias basadas en la ubicación. A la hora de implementarlas, han tenido claro que la tecnología no es el fin en sí mismo sino un elemento complementario a la experiencia. La tecnología es un compañero, una ayuda para alcanzar la experiencia deseada en su conjunto, no la experiencia en sí.

En el Museo Tirpitz, usan espacios experimentales donde, utilizando dispositivos materiales y digitales, crean sus “universos”. Implementan un estado emocional al visitante a través de múltiples canales de experiencia. Y, además, convierten al visitante en parte activa de la experiencia. En vez de tener una sala llena de texto o una simple guía de audio, donde el turista es un mero receptor pasivo de información, el Museo Tirpitz te invita a buscar y recopilar las historias, construyendo tú mismo el significado a través de las piezas. Esto transmite a cada persona la sensación de ser protagonista y querer completar toda la historia.

En AT&T Stadium trabajan con el concepto de inmersión. Los dispositivos digitales ofrecidos se basan en la Realidad Aumentada (AR), que brinda la oportunidad de aplicar una capa digital al espacio físico. Uno de los ejemplos sería que la persona se tomara una foto con cinco de sus jugadores favoritos, o hacer su propia celebración de touchdown gracias a la Realidad Aumentada. Esto contribuye a que los fans sientan una conexión más fuerte con el equipo y, por lo tanto, se enriquezca la comunidad. 

También proporcionan experiencias como seguir el partido en vivo desde tu casa, apoyado por una experiencia de AR desde tu teléfono, proporcionando valor añadido emulando algunos elementos propios del estadio. 

Ambas experiencias de ubicación muestran la singularidad que comentábamos al principio: el turista debe ir al sitio específico para obtener la experiencia. También nos enseñan cómo la tecnología se puede utilizar de forma diferente para contar la historia que deseamos transmitir. 

La tecnología solo es el marco, la historia sigue siendo siempre el centro de atención. Al final, la esencia no cambia. La tecnología no se utiliza para eclipsar la historia ni el espacio físico, sino que sirve como enriquecimiento.

Cuando se pretende crear experiencias basadas en la ubicación, es necesario hacerse la misma pregunta que se hizo Marc Hassenzahl: “¿Por qué es necesaria esta tecnología?”. Antes de nada, hay que comprender de qué forma la tecnología puede dar forma y limitar la experiencia, cómo puede ayudarnos a contar esa historia, con qué oportunidades y con qué limitaciones. Si no se tienen claras estas respuestas, la tecnología se volverá solamente un elemento superfluo o, pero aún, podría tomar el control de la experiencia, lo que finalmente tendría un impacto negativo tanto para el espacio físico como para la experiencia turística.

Dadas las tendencias que vemos en este momento, ¿estamos prestando atención a estas necesidades? ¿Resolveremos estos problemas correctamente? ¿Podremos mantener la creatividad suficiente para seguir creando experiencias nuevas e inolvidables? Dejadnos vuestras ideas en los comentarios.